Desde aquel instante comenzó mi recorrido por el mundo de la danza. Tuve una preparación artística muy intensa que fue todo el tiempo de la mano de mi madre. Tuve la dicha de ser alumna de destacados profesores, los cuales, muchos de ellos fueron humildes pero grandes de corazón y de nobleza ejemplar.
Por ello, hago mención a los que marcaron esta maravillosa senda; entre ellos, Marisol Ruiz, La Familia Fernandez de Moche, Hilda Lopez, Elenita Quillama, Maria Luisa Obregon.
Gracias a sus enseñanzas y a la tenacidad de mi madre, obtuve diversos campeonatos de baile alrededor de mi Perú. Al punto de ganar tres veces el campeonato Mundial de Marinera Norteña organizado por el Club Libertad de Trujillo.
He recorrido el mundo bailando. Revoloteo mi pañuelo blanco enamorando al público para invitarlos a conocer una de las tantas maravillas que envuelve la cultura de mi país.
El baile me abrió muchas puertas en la vida, al punto de abrir la más sublime de ellas, la del amor. Conocí a mi gran compañero en un ensayo de Marinera Norteña. Nos casamos en el 2010 y tenemos una niña. Aun no termina mi asombro de todo lo que me dio la vida a través de la danza y sigue motivándome a alcanzar mucho más.
Es así que, hoy en día, me divierto creando coreografías para mis clases de danzas aeróbicas en diversos organismos internacionales ubicados en Washington DC. Asimismo, tengo la dicha de manejar mi propio estudio de baile.
Todo artista demuestra su majestuosidad en diferentes planos pero sobre todo en el escenario de la vida. El bailarín no solo baila con su cuerpo la melodía que interpreta, sino que también hace bailar los problemas, la pena, la enfermedad y la alegría.
Mis palabras, las cuales describen mi recorrido por la danza, son más que todo un testimonio para motivarlos a conservar su pasión y engrandecer el mundo del arte, sea este cual fuere.
Bienvenidos a mi espacio virtual!
Se siente la energía con la que bailas esta bella danza. Bravo!!!
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